Dojomarcial: La importancia de la respiración en las artes marciales

miércoles, 4 de diciembre de 2013

La importancia de la respiración en las artes marciales

Más de una vez me preguntaron (y yo me pregunté en su momento) cuál es la importancia de la respiración en las artes marciales, así que voy a dar la visión que tengo actualmente sobre este tema.

Sanchin, un kata de karatedo que se mueve en función de la respiración.

Partamos del hecho de que en toda actividad física o deportiva, la respiración, como base de todas nuestras funciones metabólicas, es sin duda importante. Obviamente si no respiramos bien, no nos oxigenamos bien y, por lo tanto, la sangre no distribuye el oxígeno ni elimina el dióxido de carbono como debiera. La actividad física incluye la actividad mental (ya que el físico está regido por el sistema nervioso, y este es, a su vez, indisociable de lo físico). O sea, la coordinación y los reflejos no es posible si nuestro cerebro no funciona bien, y este no funciona bien si no respiramos bien. Partiendo de este punto de vista racional, es evidente que las artes marciales, como actividad físico-mental, tienen que prestar atención a la respiración.

Pero la respiración es un proceso inconsciente, así que bien podría decirse que no hace falta pensar en ella o trabajarla de forma consciente, como se hace por ejemplo en karatedo, en aikido, etc. Es aquí cuando hay que hablar de otros elementos que, desde el punto de vista marcial y de la meditación, nos aporta una respiración controlada.

Desde el punto de vista anatómico, para poder respirar debemos poner en funcionamiento varios músculos, principalmente el diafragma: cuando el diafragma se contrae y eleva, se inspira, y cuando se distiende y desciende, se espira. A ello ayudan, combinan su fuerza a través de cadenas musculares, los músculos abdominales, entre otros: todos ellos en acción no sólo permiten la respiración, sino también hablar, toser, gritar, defecar, tener un hijo y, en definitiva, concentrar la fuerza en lo que los japoneses llaman el "seika tandem" o el "hara", es decir, el "centro" del cuerpo que se ubica, de forma clásica, tres dedos por debajo del ombligo y a la altura del centro del cuerpo.

Es un hecho que, a partir de la postura del diafragma y los músculos abdominales, se podrá hacer más o menos fuerza al fijar el centro del cuerpo, ya que por allí se cruzan las cadenas musculares que permiten casi todos los movimientos [1]. Por ejemplo, al evitar el descenso del centro del diafragma, transformándolo en un punto fijo, elevamos las costillas y tensamos el abdomen. Estos músculos rodean y estabilizan a su vez lo que es el centro del equilibrio corporal, L3 y L4, vértebras lumbares que son el eje de rotación de la columna. Al mismo tiempo, la respiración va de la mano con la relajación: en función del control voluntario o involuntario del ritmo respiratorio uno puede relajar los músculos, bajar las pulsaciones y entrar, en definitiva, en un estado de relajación...o todo lo contrario, si se eleva dicho ritmo

Recapitulemos: la respiración no sólo es importante de por sí por su función por todos conocida, sino que, a través del diafragma y los músculos abdominales (entre otros) nos permite, además de relajarnos o tensarnos ante una situación determinada, dominar ciertas fuerzas corporales que controlan el equilibrio y permiten, básicamente, mover de forma más o menos eficiente cada músculo del cuerpo, asociado a las cadenas musculares que cruzan por la zona central del tórax y el tronco.

Todos estos hechos racionalizados en la era moderna gracias a la ciencia (medicina, biomecánica, educación física, ciencias aplicadas al deporte, etc.) los conocían en la práctica los maestros de artes marciales mucho antes, de ahí la importancia ineludible que debían darle a la respiración. Al hacer consciente, por tanto, esta actividad inconsciente permitían darle la importancia que tiene en el entrenamiento o la práctica, para luego, en condiciones reales, dejarla otra vez que fluya hacia el inconsciente unida con la técnica marcial, que también termina por desaparecer en movimientos naturales o naturalizados.

Pero los maestros de artes marciales van más allá en su uso de la respiración, ya que para ellos la respiración es un mecanismo fundamental para lograr la meditación y, por lo tanto, trascender el plano físico de las funciones que, hasta ahora vimos (someramente) tiene la respiración sobre el cuerpo humano. Meditar implica controlar la respiración, ya que el control de la respiración equivale al control del pulso, y este al nivel de excitación o tranquilidad del ser humano. En un combate, el autocontrol es algo fundamental, y este punto en común es lo que hizo que la respiración y la meditación se "fundieran" de forma indisociable con las ares marciales: quien controla el miedo a la muerte y lo trasciende puede convertirse en el guerrero perfecto (samurais y su bushido, etc.).

Así, vemos que se han diferenciado muchos formas de respirar, y asociado a diferentes técnicas marciales en diferentes disciplinas y artes. Por ejemplo, se habla de respiración abdominal cuando se acompaña el acto de respirar con una elevación y descenso del abdomen; de respiración sonora exhalando por la boca, cuando esta hace un ruido que proviene del diafragma (de forma similar a la técnica que usan los profesionales del canto para no forzar las cuerdas vocales) o, contrariamente, de respiración imperceptible de tipo nasal, no sonora, muy utilizada en meditación; también se diferencia el hecho de que la respiración vaya en función de los movimientos de un kata, o los movimientos sean, al contrario, regidos por la respiración.

Todas estas formas de respirar tienen una razón marcial y/o mística muy determinada y estudiada por diferentes maestros de arte marciales, y que hace de la respiración muchas veces la pieza fundamental sobre la que, tarde o temprano, descansa el progreso técnico y (lo que es más importante) espiritual de sus practicantes. Por ejemplo, golpear bien inspirando es imposible, solamente podemos golpear espirando o reteniendo el aire, pero nunca inspirando. Este hecho se aplica a la ejecución de muchos movimientos técnicos donde la espiración se asocia a un grito, lo que en artes marciales japonesas es el "kiai".

"Kiai" es, precisamente "ki" (del que ya hablamos) más "ai", lo que se puede traducir como "unión" o "armonización". En la práctica, se usa la expresión para denotar la fuerza de un ataque mediante un grito (espiración) y excede el ámbito de las artes marciales: piensen, por ejemplo, lo que hace un tenista al golpear con la raqueta, o un lanzador de martillo, bala o disco al lanzar su peso, etc. Tradicionalmente el dominio del "kia" busca, en un grito, unir lo físico con lo mental en el momento exacto de equilibrio para vencer así al oponente. Incluso unir su mente con la del oponente, priorizando la voluntad (también "ki") de la más fuerte. Dicho de otra forma: respirar en el momento correcto y de la forma correcta para moverse justo como es preciso.

Para los chinos el "qi" o "chi", para los japoneses "ki", el "prana" de los hindúes, etc., que habitualmente se traduce como "energía vital" o "flujo vital de energía", en sentido amplio, también significa "respiración" "aire", "aliento" o incluso "estado de ánimo", "voluntad" ya que la generación (o, más bien, "captación") de energía interior va, para los orientales en general, asociada al hecho de respirar, y este al estado energético del individuo, lo que hace posible todo lo demás y, desde ya, la práctica equilibrada de las artes marciales, donde precisamente se pone en juego la vida misma.

El aikido es el camino ("do") de la "armonización" (ai) de la "energía" (ki), pero también de la armonización (ai) por medio de la "respiración" (ki), lo que los recuerda al "kiai", ya que, de hecho, es un término equivalente a "aiki", donde simplemente se invierte el orden, siendo tradicionalmente sinónimos.

El karatedo, a su vez, puede entenderse como el camino ("do") de la mano ("te") vacía ("kara"), y lo vacío sólo puede ser llenado con "ki", o solo puede uno ganar energía, renovarla, cuando está vacío o se vacía de su energía interior, aire (respiración, una vez más) a través de la práctica marcial. De hecho, la acción de recoger el puño en karate se asocia a la captación de energía, y luego, lleno de ki, se procede al ataque, para que así cada ataque sea más potente que el anterior. La velocidad con la que se recoja el puño y se inicie el ataque irá asociada a un tipo determinado de respiración, distinguiéndose las siguientes secuencias respiratorias:
  • Tan ton - Tan To : inspiración corta espiración corta. Golpe rápido (explosivo).
  • Cho Ton - Tan To : inspiración larga espiración corta. Golpe lento (potente).
En ellas puede haber períodos de apnea que se conocen como "tai", que pueden ser cortos o largos, dando así otras secuencias respiratorias como:
  • Ton No - Tai : aguantar el aire hasta el momento del impacto del golpe.
  • Do No - Tai : aguantar sin aire para iniciar una defensa ante un ataque durante otro ataque, por ejemplo.

Siendo la respiración el "qi" o, al menos, la principal herramienta para conocer, captar y manejar el "ki", se entiende su papel fundamental en las artes marciales orientales. Porque la respiración es también lo que, al meditar, une o puede ser el centro sobre el que giren los pensamientos, las emociones, los instintos o los estados de ánimo psicofísicos del individuo que medita, lo que algunos maestros asocian con el estado del propio cosmos y su captación por parte del practicante...como si al meditar "respiráramos con el universo".

Teniendo en cuenta podemos entender a algunas artes marciales como, además de como disciplinas físicas, como "meditación en movimiento", podemos comprender entonces porqué se centran en la práctica consciente e inconsciente de respirar de distintas formas y con distintos objetivos, y la importancia que tiene el aire que inspiramos y espiramos, el "hálito vital", en la tradición marcial.


Notas:
[1] Los músculos, pese a lo que puede creerse en un principio con un estudio superficial, no actual nunca de forma individual, sino de forma sinérgica, antagónica o agónica, con otros músculos del cuerpo, en lo que algunos autores han llamado "cadenas musculares".

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